El Saltimbanqui tenía fiesta en casa de su Lo y de
su Tata, como le llama a sus abuelos maternos desde que empezó a hablar.
-¿Tú vas
a ir?- Me preguntó intrigado.
-No, yo
no voy a ir. Yo no estoy invitado.
-¡Yo te
invito! ¡Ven!- Insistió con su intensidad infantil.
-Esa
actividad es para ustedes... tú la vas a pasar bien.- le dije para escaparme de
esa.
-Quiero
que vayas conmigo... ven Papá, ven...
-...
¡Qué
lindo! ¿Cómo le explico las cosas de los adultos, que ya su mamá y yo estamos
separados?
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