lunes, 2 de agosto de 2010

Vencido por el imperio

Tras cuarenta y nueve años en el poder, harto de estar embriagado en su propia dictadura comunista, demostrándole al imperio del norte que un bloqueo económico no sería suficiente para sacarlo de su sitial en la historia, decidió retirarse. Resistió; su pueblo subsistió a las privaciones. Casi venció al tiempo. La muerte copuló con él en varias noches de fiebre y delirio tropical. Y al final de sus días, en sus últimas comparecencias públicas y mediáticas, el gran Patriarca finalmente quedó derrotado al ostentar una sudadera Nike, símbolo de la opulencia capitalista que tanto combatió.

¡Feliz cumpleaños!

(Cuento)

Los calambres estomacales le comenzaron dos días antes de meter a bañar a su hija en una paila vieja de pintura, y se fueron agudizando según iban pasando las horas.
-¡Ni que estuviera pariendo, coño! – se quejó.
El temblor de las manos apenas permitió terminarle la trenza a la niña.
-Te tengo una sorpresa, cariño. Ven conmigo. – Le dijo sin entusiasmo.
-Vamos a jugar…
-Mi amor, ya tendrás tiempo para lo que quieras.
Caminaron hasta donde estaba un auto deportivo gris. Un hombre, exquisitamente vestido, acercó el rostro hasta el cuerpecito escuálido de la cumpleañera. Y con los ojos cerrados, la olió.
Miró satisfecho a la mujer, en el mismo instante en que ésta se secaba, con la manga estrujada y sucia de la camisa, el sudor frío de la frente.
-¡Aquí tienes lo convenido!
Le tiró un sobre amarillo, cargó en hombros a la niña y se marchó.
La mujer deambuló en dirección contraria para que la culpa dejara de respirarle en el oído. Llegó hasta el punto de drogas y le dijo al vendedor:
-Dame lo mejor que tengas. Hoy mi nena cumple tres añitos y voy a celebrarlo en grande.
Le pagó con todo el dinero del sobre amarillento y se alejó, para olvidarse de los calambres, en el infinito.