Ya vi como es que el
Saltimbanqui socializa. Vio a un niño de ascendencia oriental, (presumo que
chino, porque es la comunidad grande que tiene el país) Se acerca, comienza a
hablar solo pero mirando al otro chico y luego se pone a mover el carrito para llamar
su atención. El otro chico hablaba inglés pero eso no desanimó al mío. Los
padres de otro chico, me miraron primero con asombro y luego con gratitud. No
podían creer que alguien se les acercara. Y yo, con tal que él se relacione con
otras personas, me importa un pito de qué nacionalidad sean. Al cabo de un
rato, el otro chico estaba haciendo una muralla (¿china?) de arena y el mío al
lado de él. Me dio mucha pena, no por mi Saltimbanqui, sino por el otro, que se
notaba a leguas que estaba acostumbrado a jugar solo ya que era muy poco lo que
interactuaba con el mío. Tan pronto el otro chico se metió al agua con sus
padres, el mío se le fue detrás. Metió su carrito al agua y se le perdió. El
papá del nene lo buscó y lo encontró. Yo le di las gracias en inglés
y le dije al Saltimbanqui:
-Dale las gracias.
-Gracias.
-De nada -contestó en un
español con su acento característico.
Los padres del chico miraban al
Saltimbanqui y se les notaba que de verdad agradecían con sus sonrisas que mi
chico jugara con el de ellos. Yo no sé de donde el chico sacó ese carisma, yo
era muy tímido. Yo no me atreví a hablar con ellos, ni ellos a hablar conmigo,
uno de adulto se le hace más difícil romper ciertas costumbres, a los niños se
le hace muy sencillo. Al final, cuando se marcharon, el papá se despidió.
Agradecí el gesto. Me hizo el día.
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