viernes, 15 de noviembre de 2013

Tatuaje

Noté que el Saltimbanqui tomó un bolígrafo y comenzó a escribirse algo en el brazo. Como estaba distraído escribiendo una obra de teatro no le presté mucha atención. Al ratito se me acercó:
-Mira Papá, me hice un tatuaje.
-¿Un tatuaje? ¿De qué?
-Este eres tú y este soy yo. Y aquí escribí que te quiero.
Tomó el bolígrafo y me hizo el mismo dibujo en el brazo.

sábado, 16 de febrero de 2013

Pelito

Por las noches, el Saltimbanqui se acuesta a mi lado en mi cama y me pide que le haga un cuento de cuando yo era chiquito. Yo le cuento las cosas que hacía en casa de mi abuelita cuando tenía su edad . Le paso mis dedos por su pelo, le hablo y casi de inmediato se duerme. Cuando yo era chico, iba a la sala, me recostaba en la falda de mi abuela y ella hacía exactamente lo mismo que hago con mi chico.
En noches de insomnio desearía poder ir donde ella para que me contara un cuento y borrara de inmediato todas las preocupaciones con mi pelo entre sus manos.

Santa Clós

Con el Saltimbanqui trato de llegar a esa zona fronteriza entre mi nacionalismo y el Santa Clós. En el que yo me sienta cómodo sin dañar su ilusión infantil. De alguna manera no quiero imponer mis creencias asi que le dije directamente:
-Te digo que ese barrigón no existe.
-Existe, papá, existe.
Dado mi fracaso en hacerle ver la verdad, traté de llegar a unos acuerdos cediendo un poco.
-Y bueno, entonces, qué vas a pedir para el día del niñito Jesús?
-Quién es ese?
- Chico, el día que Santa Clós le va a traer regalos al niño Jesús?
-A él no, papá, a mí, que traiga regalos a mí.
-...
No hay peor cuña que la del propio palo.

Empanada

En una visita relámpago con el Saltimbanqui al Viejo San Juan, compré unas empanadas argentinas y nos fuimos los dos a la Plaza Colón a comer. El Saltimbanqui se puso la bolsa en las piernas y ahí puso su empanada. Me dio mucha paz estar ahí con él, como si el tiempo fuese nuestro complice. Yo me puse a mirar a los que pasaban y también lo observaba comer. Me hace tan feliz su compañía, es tan par...ecido a mi, es tan diferente a mi. Por un momento me sentí que estabamos en el país que todos soñamos que Puerto Rico se convierta. Los dos comimos en silencio y sin prisa, pero con la certeza de que siempre disfrutamos el estar juntos, que esos instantes son los más trascendentales de la existencia. Compartimos el agua, la comida y la vida...

domingo, 23 de septiembre de 2012

El sapo


El Saltimbanqui estaba en el patio.

-Papá, hay un sapo.

-¿Un sapo?

-Sí, un sapo. Mira, ven...

-"Había un sapo, sapo, sapo, que cantaba en el río, río, río..."

-No se mueve.

-Déjalo quieto, ya mismo se va.

-Papá, no tiene ojos...

-¿Cómo que no tiene ojos?

-Ni boca.

-Vente para acá.

Veo que busca el recogedor y va directito a donde está el sapo.

-Chico, no lo molestes.

-Papá, explotó el sapo.

Voy corriendo.

-Saltimbanqui, que eso no es un sapo. ¡Es un aguacate podrido!

miércoles, 15 de agosto de 2012

Ratoncito Miguel


Me divierte mucho transmitir las tradiciones al Saltimbanqui. Ahora está mudando los dientes de leche. Ya tiene uno flojo. Le dije:
-Tienes que seguir meneándolo para que se te caiga y el que viene no salga vira'o.
-Sí, y vendrá el hada de los dientes a traerme un regalo.
-Esa hada gringa no viene aquí, esa no conoce este zip code.
-¿Ella va a a Filadelfia?
-Exacto, ella llega a casa de tu tío Junior, aquí el que viene es el ratoncito Miguel.
-Y me va a traer un carro grande.
-¿Cómo te va a traer un carro grande? Tú no ves que ese ratón tiene una boca chiquita. ¿Cómo lo va cargar?
-Sí, me va a traer un camión.
-Entonces es un ratón cabezón porqe para poder empujar un camión...
 Yo solo espero que el ratón del dinero me visite en algún momento, ya que de seguro que este chico va necesitar "braces".

Grillo

El Saltimbanqui llega así todo emocionado y me dice:

 -Papá, encontré un grillo.
 -¿Un grillo?
 -Sí, y le falta una patita.
 -¿Cómo que le falta una patita, qué hiciste?
 -Se le cayó sola. Y es mi amigo.
 -¿Tú amigo? ¿Y cómo se llama?
 -Mac.
 -¿Mac? ¿ Macgrillo?
 -Sí.
Sacó un papel toalla.
 -Esta va a ser su casita. Pero tiene frío.
 Arranqué un pedacito de papel toalla y se lo di.
 -Toma, para que lo arropes.
 Vi que se va para el lado donde tiene los juguetes, me desentendí de lo que estaba haciendo. Al rato llegó todo compungido.
 -Papá, te tengo una mala noticia.
 -¿Qué le pasó al grillo?
 -Fue un accidente, es que traté de ponerlo en el carrito para que lo guiara, pero se quedó atrapado con la puerta.
 -No pasa nada, los accidentes ocurren. Tráelo para enterrarlo.
Salió para buscarlo. Regresó.
 -Papá, no fue un accidente.
 -¿Qué pasó?
 -Que... que... que lo aplasté con el carrito.
 -Chico, hay que cuidar a los animales y a los insectos, menos a las cucarachas... no podemos hacerles daño, hay que cuidarlos.
 -Está bien, papá, no lo vuelvo a hacer.
¡Pobre grillo!