miércoles, 15 de agosto de 2012

Besito en el cachete


    Busqué al Saltimbanqui a la escuela. Les pasamos por el lado a unas muchachas que deben estar en noveno o décimo grado.
      -Adiós, Saltimbanqui.

     -Despídete de la chicas- lo aliento, para que sea educado.
      -Adiós- les dijo.

     Luego de unos pasos me dijo:
      -No le pude dar la mano.

     -¿Y por qué?
      -Porque en una mano tenía la lonchera y en la otra la tuya.

     Me sonrío por la ocurrencia. Con curiosidad le pregunté:
     -Y cómo es que esas chicas te conocen. Ellas son muy grandes.

     -Porque se enamoran.
     -¿Qué se enamoran?

     -Sí y yo le doy besitos en el cachete.
     -...

    No sé de dónde es que él es tan desenvuelto con las chicas, a su edad yo era muy tímido. Y su madre también.

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