Aún ando por Bogotá. Y hoy salí
a comprarle un recuerdito al Saltimbanqui. Fui a un lugar que se llama Usaquén,
que es un área de artesanías y los artesanos ponen sus mesas todos los domingos.
Entre las cosas que le compré, le conseguí una cajita vacía, con alusiones al
pintor Kandinsky. Me pareció chévere que el chico tuviera una cajita propia
donde guardar las cosas que más atesora, sean cuales sean, de la misma manera
que yo tengo una cajita donde guardo todas las cosas que más atesoro, que en
este momento, son todas las cositas de él. Y no puedo dejar de pensar en el
concepto patria. Y cada vez más se me antoja que patria no es otra cosa que el
sitio donde está la gente que más uno ama. Que Saltimbanqui es la única razón
por la que vuelvo. Que ansío el día en que pueda regresar para ir a
sorprenderlo cuando salga del colegio, ver su carita de asombro y de alegría,
que será un espejo de mi cara de alegría y de asombro.
miércoles, 15 de agosto de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario